Diario mundialista, ¿El último mundial?

por Benjamín de Buen

@bdebuen

Al ver el mapa de las sedes del Mundial de 2026 me acordé del tipo de póster central que las aerolíneas colocan en el centro de sus revistas de vuelo para mostrar todas sus destinaciones. No ayuda que al Mundial «United 2026» se le haya asignado un nombre de aerolínea.

La designación de la sede para la primera edición que tendrá 48 equipos cayó casi al mismo tiempo que la noticia de la destitución de Julen Lopetegui de la selección española cuando ya se encontraba en Rusia preparando el debut de España. Me queda la pregunta, ¿en el futbol ya es más importante la Champions que un Mundial?

No parece una locura decir que la competición de clubes de la UEFA ha rebasado en importancia al torneo de selecciones que todavía en tiempos de Ronaldo y Ronaldinho era la cima del futbol. Dudo que a Lopetegui no le haya pasado por la cabeza la posibilidad de quedarse fuera de España por su decisión, en una jugada que demuestra el poder de los grandes clubes por encima de las selecciones.

También es probable que Lopetegui se quede sin equipo antes de Navidad si se considera el historial de técnicos madridistas que antecedieron a Zidane.

Esta situación podría ser una indicación del porvenir del futbol internacional. Ya la FIFA ha sacrificado uno de sus torneos de selecciones para instaurar un torneo de clubes a nivel mundial, al desaparecer la Confederaciones y crear un Mundial de Clubes disputado cada cuatro años, en los meses de junio o julio.

El Mundial de Catar 2022 se jugará en noviembre y diciembre, como el Mundial de Clubes de ahora.

Ya siento nostalgia por la antigua Copa del Mundo.

Con el riesgo de asumir una postura de amargura ante el regreso del Mundial a México (y a Estados Unidos, y a la debutante Canadá como sede) lo que parece haberse presentado ayer es más bien una especie de Frankenmundial que terminará encumbrando al futbol de clubes. Canadá, Estados Unidos y México ni siquiera son amigos en este preciso instante. No veo a Trump y a Trudeau y a Peña llamándose por teléfono para decir felicidades.

La gran virtud del futbol de selecciones por encima de los clubes es el determinismo detrás de la formación de los equipos, que de alguna manera le da un interés particular al mundial. Las reservas de talento están limitadas por cuestiones de nacionalidad o dicho llanamente, los equipos no pueden fichar de acuerdo a su poder económico y se tiene que jugar con lo que hay. El poder de los equipos tiene un tope. Mientras, el Barcelona y el Real Madrid fichan a promesas jóvenes por precaución, para evitar que se vayan a uno de sus grandes rivales y les imponen la famosa cláusula del miedo, que impide que dichos jugadores les hagan daño en la cancha mientras juegan cedidos en otros clubes.

Mi especulación no obedece a un tradicionalismo obstinado sino a que la FIFA podría estar anticipando que los clubes rebasaran a las selecciones y lo que estamos viendo ahora es su forma de adjudicarse parte de la acción. De ser así, podría estar por iniciar el último «verdadero» mundial.

Espero equivocarme y quedar como uno de esos pesimistas que tanto abundan y creen que todo es una conspiración.

Foto: Karl Oppolzer [CC BY-SA 3.0 (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0)%5D, from Wikimedia Commons

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