por Benjamín de Buen / Canberra
En los últimos días se ha generalizado la solicitud de que Tim Cahill, el mejor futbolista australiano de la historia, tenga algunos minutos contra Perú.
En Twitter hay voces que acusan de ignorantes a quienes reclaman la entrada de Cahill.
Ya se anunció que no será titular y no hay indicios de que vaya a jugar en este partido de vida o muerte para los Socceroos.
Aunque sea breve el comentario, recuerdo un episodio en la historia del futbol mexicano que tal vez sirva para callar esas voces: cuando teníamos a Hugo Sánchez y el técnico no lo metió (como todos sabemos).
Pasan los años y a la fecha nos preguntamos lo que pudo ser si Miguel Mejía Barón hubiera hecho ingresar al delantero más letal de nuestra historia.
La situación con Cahill es similar, el técnico parece encaprichado con no hacer caso a voces externas. El ataque australiano es plano y toda la pólvora (Cahill, Luongo y Arzani) está en la banca. Los dos goles de los Socceroos en el torneo han sido de penal, uno cortesía del VAR.
Tienen la oportunidad de no vivir el resto de su historia preguntándose lo que pudo ser si hubiera entrado Cahill aunque fuera unos minutos.
Parece que se quedarán con la duda. Al igual que nosotros con esos fatídicos octavos ante Bulgaria.