¿Debe existir el partido por el tercer lugar?

Por: Farid Barquet Climent

Bélgica e Inglaterra jugarán el partido por el tercer lugar de Rusia 2018. En su historial mundialista, los dos representativos que se medirán mañana en San Petersburgo tienen antecedentes no muy halagüeños en ese duelo que muchos juzgan intranscendente, casi de consolación: los belgas en México 86 y los ingleses en Italia 90 perdieron sus respectivos encuentros.

Tras caer ante la Argentina de Maradona en semifinales, la selección belga que participó en el mundial mexicano de hace 32 años disputó la medalla de bronce contra la Francia de Platini. El encuentro tuvo lugar en el estadio Cuauhtémoc de Puebla el 28 de junio. A los diez minutos de juego el emblemático mediocampista del Brujas, Jan Ceulemans, puso adelante a los diablos rojos que ese día vistieron de blanco, pero Jean-Marc Ferreri empató un cuarto de hora después y cerca del fin del primer tiempo Jean Pierre Papin dio la ventaja parcial a Francia. En la segunda mitad Nico Claesen igualó y obligó a la prórroga, en la que el camiseta ‘13’ de Francia, Bernard Genghini, venció al arquero sensación del Mundial, Jean-Marie Pfaff, para colocar nuevamente a los galos arriba en el marcador. Finalmente, mediante un penalti al minuto 110’, el francés de ascendencia valenciana Manuel Amorós dejó el marcador definitivo 4-2.

Por su parte Inglaterra tuvo que conformarse con pretender el tercer puesto en Italia 90 enfrentando en Bari a la selección anfitriona, que no pudo pasar sobre la Argentina de Maradona para llegar a la final en Roma. El conjunto británico venía de eliminar a la sorprendente selección de Camerún en cuartos de final —en uno de los pocos partidos dignos de ser recordados de aquel Mundial— y de caer ante Alemania en penaltis la noche en que las lágrimas más famosas del extraordinario Paul Gascoigne bañaron el pasto del estadio Delle Alpi de Turín. Roberto Baggio aventajó a los italianos tras una desconcentración de Peter Shilton, guardameta inglés, pero cuando faltaban diez minutos para el término del encuentro, el lateral izquierdo de Inglaterra —aunque nacido en Melbourne, Australia— Tony Dorigo, lanzó un magnífico centro que David Platt cabeceó al más puro estilo inglés para vencer a Walter Zenga. La paridad se rompió cuatro minutos después gracias al penalti a favor de Italia que el árbitro francés Joel Quiniou marcó después de una falta de Paul Parker sobre Salvatore Toto Schillaci, que el propio número ‘19’ de los azurri convirtió en el gol que le dio el tercer puesto a su selección y a él la satisfacción de ser el máximo goleador del torneo con seis anotaciones, una más que el checoslovaco Thomas Skuhravy.

Sus pretéritas derrotas en partidos por el tercer lugar pueden conducirnos a pronosticar que tanto belgas como ingleses querrán cerrar este Mundial en la posición más alta posible después de quedar fuera en semifinales, y que en consecuencia saltarán a la cancha con sus alineaciones titulares y se dejarán todo sobre el terreno de juego, pues todavía queda algo por qué competir, algo qué ganar, un reto qué lograr. Sin embargo, muchos cuestionan la pertinencia de que se siga jugando el partido por el tercer lugar, que por definición ofrece una aspiración topada. Hay quienes no encuentran razones para que continúe programándose ese encuentro que Mundial tras Mundial, como ocurre desde Italia 34, se ven obligadas a protagonizar dos selecciones abatidas por su reciente eliminación, apesadumbradas después de ver truncado su sueño de campeonar.

 

 

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