Por: Olivia Betancourt Mascorro
Muchas emociones nos dejó el Mundial de Rusia: Francia es campeón del mundo; la revelación de Kylian Mbappé como segundo futbolista menor de 20 años que anota goles en un Mundial; la eliminación pronta de grandes equipos como Argentina y Alemania; equipos que sorprendieron como Bélgica y Croacia; la inesperada llegada de Rusia a cuartos de final; la despedida de grandes futbolistas como Iniesta y Rafa Márquez, y por qué no, la implementación por primera vez del VAR.
Para el cierre del Mundial quisiera destacar algo más: el protagonismo de los porteros en esta fiesta futbolera. Desde mi percepción en este mes hemos podido vislumbrar atajadas de un excelente nivel en términos de complejidad. No me parece que el número de paradas deba ser, como lo es para la FIFA, un dato determinante para afirmar si un portero es mejor que el otro; creo que la función de los porteros es de alta responsabilidad, pues son la última defensa. Ellos pueden impedir un gol inminente o enmendar una cadena de errores de su equipo, incluso en el momento en que más se ven exigidos: los penaltis.
Elegido como el mejor arquero del Mundial y en consecuencia premiado con el Guante de Oro, Thibaut Courtois (Bélgica) tuvo 27 paradas, tan sólo dos más que Memo Ochoa. Hasta 2010, el premio recibía el nombre de Yashin en honor al guardameta soviético Lev Yashin, Araña Negra, quien ganó el único Balón de Oro en la historia futbolística. Hasta la fecha este premio no lo ha ganado ningún sudamericano, sino que se han impuesto los europeos: en 2014, Manuel Neuer (Alemania); 2010, Iker Casillas (España); 2006, Gianluigi Buffon (Italia); 2002, Oliver Kahn (Alemania); 1998, Fabien Barthez (Francia), y 1994, Michel Preud´Homme (Bélgica).
Sin demeritar el hecho de que Courtois haya sido elegido como el mejor portero, ‒creo que se lo ganó merecidamente‒ me parece que lo que rodea este premio es la subjetividad. Miembros del Comité Técnico de la FIFA son quienes deciden en función de la influencia del guardameta en su equipo, la posición en que este último finaliza el Mundial, así como los goles que recibió. Entiendo que los goles recibidos pueden equivaler al número de atajadas infructuosas, pero otros aspectos, como las salidas para cortar centros, el aporte ofensivo de los arqueros mediante despejes acertados o permitiendo que su equipo adelante líneas, ¿cómo se miden?
Memo Ochoa tuvo 25 atajadas, y en automático los medios lo colocaron como firme candidato a ganar el Guante de Oro, pero Courtois le ganó por dos. Lloris (Francia) tuvo 14 atajadas y destacó por aquella contra Bélgica que de paso colocó a Francia en la gran final. Subasic (Croacia), paró cuatro penales, tan solo contra Dinamarca fueron tres, y una contra Rusia. Con esta hazaña el balcánico se suma a guardametas como Sergio Goycochea, quien paró cuatro penaltis en el Mundial Italia 90 y Harald Schumacher quien atajó el mismo número en dos mundiales: España 82 y México 86.
Independientemente del número de atajadas, posicionar a un portero requiere tomar en consideración más factores como penaltis parados, calidad en el juego aéreo, sentido de anticipación y participación en el juego, capacidad de contratacar con el despeje de manos, aptitud para corregir errores defensivos, personalidad para imponerse en el área grande, entre otros. Muchos de estos factores suelen ser subjetivos y no tienen una medición cuantitativa, de ahí la complejidad para hacer una valoración.
En este Mundial, varios porteros se lucieron; unas atajadas fueron mejores que otras, unos pararon penaltis, y otros fueron clave para darle el pase a su equipo a la siguiente etapa, pero lo que resulta innegable es que los arqueros resultaron ser grandes protagonistas de Rusia 2018.
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