Por: Farid Barquet Climent.
En su libro sobre el futbol durante la guerra civil y el franquismo, Carlos Fernández Santander afirma que “de los más de diez mil títulos que, según los historiadores, hay publicados sobre la guerra española, no existe ninguno que trate monográficamente el tema del fútbol, e incluso cuando se le ha tratado en el apartado de diversiones de la retaguardia nunca se le han dedicado más de cinco páginas”.
En menos de cinco páginas, apenas en media, Juan Bautista Climent Beltrán, quien fuera oficial del Ejército Popular de la República adscrito al Frente de Madrid, relata en su libro de memorias, escritas desde su exilio en México, que hubo un partido de futbol a finales de 1937 disputado por dos equipos del Primer Cuerpo del Ejército Republicano: de un lado el batallón de Sanidad, situado en Miraflores de la Sierra, y del otro el Jurídico Militar, que tenía su centro de mando en La Pedriza de Manzanares, en la Sierra de Guadarrama. El partido tuvo lugar en algún descampado de las escarpadas tierras serranas de Miraflores que inspiraron al Nobel de literatura sevillano Vicente Aleixandre.
De aquel encuentro, Climent escribe: “Acordamos jugar un partido de futbol entre una selección improvisada del batallón de sanidad instalado en Miraflores y otra del tribunal militar. Como los de sanidad eran más numerosos, tenían suficientes elementos para formar un equipo, pero a nosotros (los del tribunal) nos faltaban”. Fue entonces que los abogados tuvieron una idea para no verse en inferioridad numérica: se les ocurrió poner a jugar con el equipo del tribunal a unos soldados del propio bando republicano que estaban detenidos en la cárcel del tribunal “simplemente por haberse excedido varios días de un permiso para ver a sus familiares”. Quizá para convencerse de que eran idóneos para jugar del lado del tribunal, Climent recordaba a esos militares como “antifascistas probados y futbolistas entusiastas”. Además de sus convicciones ideológicas y de su ímpetu deportivo, una razón adicional para justificar su fichaje era que si habían sido sancionados disciplinariamente por el tribunal podían ser considerados como parte de éste. Escribe Climent: “Los invitamos a reforzar nuestro equipo, aceptaron de buen talante, salieron de la cárcel y participaron con entusiasmo en el juego. ‘¡Páseme, mi teniente!’, gritaban defendiendo los colores del tribunal. Terminó el partido con un honroso empate, y los reclusos se reintegraron ufanamente a la cárcel del tribunal”.
Cuánta razón tiene el periodista Miguel Ángel Ortiz cuando escribe que “el fútbol se ha jugado aunque alrededor estallase el mundo”.
Foto: Panenka
Que interesente farid
Me imsgino el juego se dieron con todo seguramente
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Quién sabe, querido Moi. Eran del mismo bando, todos militares, aunque unos eran médicos y los otros abogados. Si hubiera sido entre bandos enfrentados, seguro se habrían dado con todo. Aunque quién sabe. La guerra es terrible. Abrazo mi Moi.
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