Bienvenido, Michel

Por: Farid Barquet Climent.

“El fútbol no se acaba en el Real Madrid. Fuera del club hay otra vida, igualmente interesante, donde se pueden cosechar títulos”.

Son palabras escritas hace dieciséis años por José Miguel González Martín del Campo, mejor conocido como Michel, mediocampista estelar del Real Madrid de 1984 a 1996 y flamante nuevo entrenador de los Pumas de la UNAM.

Nacido en la capital española el 23 de marzo de 1963, a los trece años ingresó a los equipos inferiores del club merengue, que en aquellos años se entrenaban en los campos municipales de La Chopera, en el Parque El Retiro. A los diecisiete capitaneó al conjunto madridista que conquistó la edición de 1980 de la Copa del Rey Juvenil, tras imponerse al Athletic de Bilbao en la final. Por aquellos días fue galardonado como el Mejor Jugador Juvenil Europeo.

A diferencia de quienes han ascendido desde las categorías noveles hasta la plantilla principal del cuadro de Chamartín metiéndose individualmente por pequeñas rendijas de oportunidad, Michel no ascendió en soledad al Primer Equipo. Lo hizo acompañado de cuatro jóvenes, provenientes los cinco de la misma generación del Castilla, equipo filial madridista en la División de ascenso. Juntos habrían de conformar una suerte de cofradía sobre el césped, a la que el periodista Julio César Iglesias bautizó, en las ediciones del 4 de diciembre de 1983 y del 7 de febrero de 1984 del diario El País, como La Quinta del Buitre: Emilio Butragueño —cuyo apodo dio nombre al grupo—, Martín Vázquez, Manuel Sanchís, Miguel Pardeza y desde luego Michel.

En su libro El fútbol de Michel. El sueño de ser futbolista, el autor de 130 goles en 559 partidos oficiales con la camiseta del Real Madrid establece un paralelismo entre la aparición de la Quinta del Buitre y la irrupción de ese fenómeno de liberación por el que la sociedad de Madrid empezó a quitarse el yugo de la mojigatería franquista: la movida madrileña. Así lo relata quien fuera dueño durante dos décadas del récord de más asistencias de gol (120) en la Liga española, hasta que Messi lo rompió en 2016:

“Me gustaría abordar la situación que vivía este país antes de entrar en profundidad y analizar lo que significó la Quinta del Buitre. Nosotros nos encontrábamos en un momento en el que España se hallaba en un período de crecimiento, de expansión, de evolución, de cambio. “Por el cambio”, precisamente era el lema del PSOE (Partido Socialista Obrero Español) en las elecciones. Se notaba que España estaba viva, en la sociedad, en el cine, en el mundo de la comunicación. Nacían los canales de televisión privados. Se movían muchas historias. Pero al fútbol no llegaba aire fresco, no cambiaba el estilo. Seguíamos anclados en los conceptos de la furia, aunque parecía no manifestarse, de la raza, en un estilo anacrónico que esta generación que integramos Butragueño, Sanchís, Martín Vázquez, Pardeza y otros muchos no tan nombrados sí que queríamos cambiar. Éramos todos jugadores de un perfil muy distinto. Pero coincidíamos en la manera de interpretar el fútbol. Nuestros predecesores siempre han sido más o menos técnicos. Siempre hubo buenos futbolistas en España, con clase, pero con escasa pegada, quizás porque han sido muy introvertidos a la hora de exhibir todo su talento. El atrevimiento estaba reñido con la humildad. Si eras un tío valiente a la hora de crear parece que mirabas a los demás por encima del hombro. En esa dinámica andaba el fútbol español. En ese instante llegamos unos chavales con ganas de comernos el mundo. Coincidimos en el tiempo con la ‘movida madrileña’, un movimiento generacional, donde artistas, grupos musicales, desde Los Secretos a Nacha Pop, pasando por Alaska y sus Pegamoides; directores de cine como Almodóvar, entonces también solista, trasegaron la ciudad, un Madrid donde todos los europeos coincidían en que se podía vivir la mejor noche del mundo. El término movida terminó acuñándose como símbolo de la capital donde, el entonces alcalde, Enrique Tierno Galván, salía en la prensa incentivando todo este tipo de actos de vanguardia”.

Al recordar que del primer plantel madridista del que le tocó participar “al menos 14 integrantes provenían de las secciones inferiores”, Michel resalta una característica que tenía aquel Real Madrid y que mucho convendría que ahora traspalara a Pumas, no para introducirla como una innovación en el club universitario sino para recuperarla, pues en modo alguno es ajena a la historia del conjunto auriazul: la “cultura de cantera”.

Internacional en sesenta y seis partidos con la camiseta de España, después de abandonar la Casa Blanca del futbol Michel recaló en México, donde volvió a encontrarse con quienes habían sido sus socios, Emilio Butragueño y Hugo Sánchez, aportándole él al conjunto guanajuatense nueve goles de su autoría en la temporada 1996-1997, la única en la que jugó para los Toros del Bajío.

De su paso por el Celaya Michel tiene muy presente una anécdota que para él ilustra un contraste, digamos, idiosincrático, entre el ambiente futbolístico europeo y el mexicano. Ocurrió el día en que hubo un relevo en la dirección técnica del equipo:

“Cuando aterriza un señor nuevo, le analizas todos sus gestos, le miras de arriba abajo. Le haces, vamos, la ficha técnica en el campo. Al ver su bloc de notas me llamó la atención. Las libretas, los cuadernos están de moda. Ya conocíamos el bloc de Louis Van Gaal en el Barcelona. Luego fue famoso el cuaderno azul de Aznar (Presidente de España de 1996 a 2004), donde escondía sus nuevos ministros. Pero me faltaba un cuaderno por ver. Era lo último que me podía imaginar. Allí, enfrente del colectivo del Celaya, había un tío educado, con ganas de levantar el ánimo a la tropa, pero con un cuaderno en cuya portada aparecía La Sirenita, uno de los éxitos infantiles más importantes del año para Disney.Llevar La Sirenita no es malo. Más bien todo lo contrario. Pero sí parece cuando menos extraño en un mundo como el fútbol que el entrenador comparezca por primera vez ante la plantilla con La Sirenita debajo del brazo. Yo, en ese momento, me imagino lo que sentiría un jugador del Manchester United si ve a Alex Ferguson en Old Trafford con ese cuaderno. Yo, curioso empedernido, le pregunté si su nieta era quien se lo había regalado. Ese cuaderno le traería suerte. Aquel fue un gesto de naturalidad. No es más ni menos que un concepto de entender el fútbol de una forma distinta, sin tanta presión. Aquí (en España), ese bloc hubiese abierto seguramente los minutos de deportes de un telediario”.

En 2003, año de publicación de su libro, Michel afirmó: “Me identifico con el perfil de un entrenador en potencia”. Desde 2005 ya no es un entrenador en potencia sino en acto. Dirigió al Rayo Vallecano en la Segunda División B y al Castilla en la Segunda División. En el máximo circuito fue entrenador del Getafe, al que logró meter a la Copa uefa, y también del Sevilla y del Málaga. Fuera de España condujo los destinos del Olimpiakos, al que sacó campeón de la Liga griega en dos ocasiones consecutivas, y al Olimpique de Marsella.

Está visto que lo suyo es emigrar hacia destinos olímpicos, pues a partir del Torneo Apertura 2019 dirigirá los partidos de Pumas como local en el estadio Olímpico Universitario.

Michel acuñó, o hizo suyas, dos máximas acerca de lo que exige la dirección técnica. De él honrarlas al frente de Pumas, sus aficionados podremos estar tranquilos de que el timón de nuestro equipo está en manos sensatas: a) “Un director técnico válido y eficiente es aquel que sabe escuchar” y b) “Un factor sí es decisivo para triunfar como entrenador. Y es no engañarte a ti mismo”.

En las páginas de su libro se lee también la siguiente reflexión: “Gracias al fútbol la vida te abre muchas puertas. Es un deporte que te invita a aprender, a viajar, a conocer otras costumbres, gente nueva, que te pone en la senda de aprender idiomas, que te curte en definitiva. Es otra Universidad. Distinta si quieres, pero Universidad con mayúsculas al fin y al cabo”. Y tal como lo referí al inicio de estas líneas, el seis veces campeón de la Liga española escribió que “El fútbol no se acaba en el Real Madrid. Fuera del club hay otra vida, igualmente interesante, donde se pueden cosechar títulos”, Por eso la afición de Pumas te da la bienvenida, Michel, a otra vida, interesante también, en esta Universidad distinta: la Universidad Nacional Autónoma de México.

 

Foto: as.com

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