Por: Farid Barquet Climent.
La víspera del Mundial de Corea-Japón 2002, el escritor argentino Rodrigo Fresán escribió en la revista Letras Libres que “los argentinos hablan de futbol para hablar de varias cosas al mismo tiempo: de lo que les pasa, de lo que no les pasó, de lo que puede llegar a pasarles y, finalmente, de futbol”.[1] El libro de entrevistas del periodista argentino Alejandro Duchini, La palabra hecha pelota, publicado por editorial Galerna, reúne a un elenco variopinto de sus paisanos, a los que Duchini puso a hablar de muchas cosas, como dice Fresán, propulsados todos por ese combustible recurrente, el futbol, que amén de poner en marcha cada plática se encarga también de mantener el compás y sirve como hilo conductor de todas las conversaciones contenidas en la obra, que cuenta además con un excelente prólogo a cargo de Ezequiel Fernández Moores.
Colaborador de Página 12, el periódico de la izquierda argentina, Duchini eligió a sus 14 entrevistados como el más avezado para armar su reta: supo encontrar al mejor para cada puesto. Con el propósito de exponer las miradas al futbol de personalidades que no son ni han sido profesionales del balón, convocó a un músico, un historiador, una exmodelo, un filósofo, dos sociólogos, una promotora del futbol femenil, un dibujante, un árbitro y un editor, más los que no podían faltar si el que convida es Duchini: tres escritores y periodistas como él. El resultado es un conversatorio plural y vigoroso, tan rico como el de las buenas sobremesas de futbol.
Duchini juega, pero sobre todo deja jugar: no rigidiza los diálogos imponiéndoles a la fuerza un derrotero previamente visualizado ni interrumpe a cada rato para direccionar a capricho los intercambios. Mucho menos se erige en inquisidor impertinente y agresivo, de esos que no quitan el dedo del renglón y hacen de la charla un interrogatorio. Como entrevistador, Duchini juega como un excelente cinco: oxigena el partido cuando es necesario y pone el balón en la zona adecuada en el momento oportuno.
En estos días de confinamiento, La palabra hecha pelota puede funcionar como una agenda de citas: un día podemos tomar un café con el editor Hernán Casciari para que hable del futbol como puente para acercar culturas; otro invitar al filósofo Tomás Abraham a que nos cuente acerca del papel del entusiasmo y de eso que llaman identidades futbolísticas; se puede quedar a la hora que queramos con la conductora televisiva Teté Coustarot, para escuchar sus andanzas por las canchas; o bien conocer de su propia voz por qué Eduardo Sacheri y Juan Sasturain terminaron por escribir de futbol; podemos invitarle una taza de té a John Carlin para que nos adentre en la poliédrica visión del futbol de alguien como él, inglés que vivió en Argentina y que escribe para medios españoles; u optar por repasar los dificultosos avatares del futbol femenino con Mónica Santino, así como enterarnos en palabras del cantante Carlos “La Mona” Jiménez de por qué, por un partido de futbol, pudo no haber llegado jamás a los escenarios; también nos permite llamar al silbante Horacio Elizondo, que pitó inauguración y final mundialistas, o al caricaturista Miguel Rep; y si queremos acompañar la charla con conceptos provenientes de las ciencias sociales, la historia y el periodismo, ahí están nada menos que Pablo Alabarces, Osvaldo Bayer, Julio Frydenberg y Ariel Scher para concertar un encuentro.
Duchini logró un libro de entrevistas que tienen lo que deben tener los buenos libros de entrevistas. El mejor entrevistador en la historia del periodismo mexicano, Julio Scherer García, publicó en 1965 su primer libro del género, Siqueiros. La piel y la entraña, una entrevista dentro de la cárcel de Lecumberri con el célebre muralista, fallecido ese año. De acuerdo con el fundador del semanario Proceso, aquel libro suyo “está formado por recuerdos, emociones, tragedias, fantasías, todo revuelto”.[2] Y eso es justo lo que encontramos en La palabra hecha pelota.
Alejandro Duchini, La palabra hecha pelota, Buenos Aires, Galerna, 2015, 351 pp.