Remontar es vivir

Por: Farid Barquet Climent.

En estos meses de pandemia, el escritor británico Martin Amis seguramente ha de congratularse de que, además de dificultarle el avance al coronavirus, el cierre de los estadios ha servido también para impedir la propagación de “la ferocidad de las multitudes masificadas del fútbol”1, convencido como lo está de que “las raíces del hooliganismo están en los propios partidos y en lo que implica la asistencia a ellos”2.

Al autor de El libro de Rachel —novela galardonada en 1973 con el Premio Somerset Maugham para jóvenes escritores— lo marcó, para mal, el haber asistido, luego de un tortuoso periplo en compañía de 2 de sus hijos y rodeados de hooligans, al partido final de la Champions League de 1999, el de la cruzazuleada inimaginable del siempre implacable Bayern Múnich, que en tan sólo 2 minutos del tiempo de compensación dejó ir el máximo trofeo europeo de clubes, que le fue arrebatado gracias a los goles de Teddy Sheringham y del noruego Ole Gunnar Solskjær —quienes habían entrado de cambio en el segundo tiempo— por el Manchester United, equipo del que Amis es hincha al grado de caracterizar físicamente al protagonista de su novela Lionel Asbo —título que obedece precisamente al nombre de dicho personaje— remitiendo nada menos que “al portentoso delantero del Manchester United y de la selección de Inglaterra Wayne Rooney: no excepcionalmente alto y no obeso, pero excepcionalmente ancho y excepcionalmente profundo. Incluso tenía los dientes separados, como Rooney”3, según la descripción de Amis. En el máximo goleador histórico de los Red Devils con 253 anotaciones y también del representativo nacional inglés con 53, el escritor encontró un ejemplar muy famoso del biotipo y de la estética que quiso asignar a Asbo: “el cuerpo tipo losa, el bulto lleno de la cara, la coronilla bien rapada y con el vello incipiente leonado”4, es decir, con la apariencia “de centenares de miles de jóvenes”5 de su país.

Fue yendo a ver a su querido ManU hasta Barcelona —sede de aquella final de fin de siglo con remontada histórica de fin de partido— como Amis advirtió que “ir a ver un partido de fútbol es la peor manera posible de ver un partido de fútbol”6 y que “la televisión, con la cercanía de visión y la gratuidad total, es inmensamente superior en todos los aspectos salvo en uno: te pierdes el gentío. Y el gentío es el motor de esta experiencia”7. Vaya que lo es. Para comprobarlo, que nos lo pregunten a los aficionados de los Pumas de la unam, quienes el domingo 6 de diciembre de 2020, en el quicio entre las dos semanas que registraron los peores repuntes de contagios de coronavirus en México, no pudimos abrazarnos en las tribunas del Olímpico Universitario ni convertir en euforia colectiva nuestra emoción gol tras gol, aprisionados como estuvimos, más que en casa, dentro de nosotros mismos, imposibilitados de conectar con otros y entre todos sintonizar con esa esperanza que vivimos atomizados y que crecía en la medida en que nuestro equipo se rehacía luego de una derrota rotunda en la ida hasta conquistar, gracias al deseo no desbocado sino aquilatado por la inteligencia, los 4 goles necesarios para lograr una hazaña insólita: escalar la cuesta arriba más empinada de toda la historia del futbol mexicano, instalarse de nuevo en una final y, de paso, no sin cierto “placer escabroso”8 idéntico al que experimentó Amis la noche de aquella remontada en el Camp Nou, ayudar al Cruz Azul a escribir un capítulo más, superador, dentro de la saga de pusilanimidades que evoca su historial y que justifica la acuñación del verbo cruzazulear. 

Una de las novelas más conocidas de Amis lleva por título La Casa de los Encuentros. Me parece que no hay mejor manera de definir a los estadios de futbol que con ese enunciado. Casas de los encuentros, los estadios son los recintos en los que por excelencia los individuos se liberan del que para Elias Canetti es el mayor temor de cada ser humano: “el temor a ser tocado”9. En Masa y poder, el Premio Nobel de Literatura 1981 escribe que en masa:

“es la única situación en la que este temor se convierte en su contrario. Para ello es necesaria la masa densa, en la que cada cuerpo se estrecha contra otro, densa también en su constitución psíquica, pues dentro de ella no se presta atención a quién es el que se “estrecha” contra uno. En cuanto nos abandonamos a la masa, dejamos de temer su contacto. Llegados a esta situación ideal, todos somos iguales. Ninguna diferencia cuenta, ni siquiera la del sexo. Quienquiera que sea el que se estrecha contra uno, es idéntico a uno mismo. Lo sentimos como nos sentimos a nosotros mismos. Y, de pronto, todo acontece como dentro de un solo cuerpo”10.

Por más que nos estrechemos hasta sentirnos dentro de un solo cuerpo, los aficionados al futbol, dice Amis, no podemos aportar a los equipos de nuestra predilección “destreza o capacidad atlética”11, pero lo que sí podemos es “ser parte de su voluntad”12. Pese a no haber podido, en palabras de Amis, “Estar Allí”13, Allí en el Olímpico Universitario la noche en que se consumó la madre de todas las cruzazuleadas, la grey puma, aunque ausente del graderío, nos hicimos presentes en la voluntad de nuestro equipo: la voluntad de levantarse y andar la senda que lo lleve a colocar la octava estrella sobre su escudo.

Notas:

  1. Martin Amis, “La final de la Liga de Campeones de 1999”, en El roce del tiempo (trad. Jesús Zulaika), Barcelona, Anagrama, 2019, p. 227.
  2. Idem.
  3. Martin Amis, Lionel Asbo. El estado de Inglaterra (trad. Jesús Zulaika), Barcelona, Anagrama, 2014, p. 17.
  4. Idem.
  5. Idem.
  6. Amis, “La final de la Liga de Campeones de 1999”, op. cit., p. 227.
  7. Idem.
  8. Ibidem, p. 235.
  9. Elias Canetti, Masa y poder (pról. Ignacio Echevarría, trad. y ed. Juan José del Solar), México, Debolsillo, 2008, p. 60.
  10. Idem.
  11. Amis, “La final de la Liga de Campeones de 1999”, op. cit., p. 235.
  12. Idem.
  13. Ibidem, p. 236.
Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s